“Los cuerpos están revestidos por
nuestras historias individuales y colectivas”
La sexualidad ha estado cargada a
través del tiempo de una concepción de peligrosidad, y ha sido vista como un
problema. Algunos teóricos como Reich y Marcuse la consideran como una fuerza
benéfica, sin embargo, coinciden en el reconocimiento de su represión por la
civilización. En esta construcción de la sexualidad, la noción de cuerpo se
convierte en la historia de la sexualidad, se puede señalar que ha existido un
control de estos temas: “el sexo esta reprimido, es decir, destinado a la
prohibición, a la inexistencia y al mutismo, el sólo hecho de hablar de él y de
hablar de su represión, posee como un aire de transgresión deliberada. Quien
usa ese lenguaje hasta cierto punto se coloca fuera de la ley; anticipa, aunque
sea un poco, la libertad futura”
La sexualidad, la corporalidad y el
sexo es controlado por medio del control de los cuerpos: “El sexo no es cosa
que sólo se juzgue, es cosa que se administra. La policía del sexo: la
necesidad de reglamentar el sexo mediante discursos útiles y públicos”.
Respecto a la religión y el cuerpo, Turner
menciona que la historia de la teología cristiana ha girado en torno al problema
de la voluntad de Dios en relación a la acción humana. El desarrollo teológico ha
tenido como motivo central en la tradición occidental, la relación entre corporificación
física y espiritualidad, entre la vida de la cognición y la vida de la
sensación. El cristianismo ha utilizado el cuerpo como metáfora, existiendo
símbolos constantes del pensamiento y la experiencia cristiana como: el cuerpo
de Cristo, la sangre de la salvación, el agua del bautismo, el pan de la
comunión o el cuerpo quebrado del salvador. Estos obran en oposición a la
tradición sacerdotal de la abstracción teológica.
La sexualidad del cuerpo ha sido un
problema que ha desempeñado un papel muy importante en la racionalidad
religiosa.
Los impulsos sexuales irracionales del cuerpo
fueron controlados a través de las instituciones del celibato y la monogamia.
Cabe señalar, sin embargo, que el cuerpo (la carne) se encuentra enraizada en
el simbolismo cristiano del pecado.
Los procesos naturales del cuerpo, no
son sólo del mundo exterior. También son una manifestación de la relación entre
Dios y el hombre.
Cabe señalar que para Foucault
existiría una diferencia significativa entre las prohibiciones sobre la
sexualidad y la corporalidad, y las demás prohibiciones.
La confesión desempeñaría un papel
importante en las instituciones religiosas en todo tipo de faltas, no sólo en
la referida al sexo. La conducta sexual esta sometida a reglas estrictas de
secreto, decencia y modestia, de manera que la sexualidad se relaciona de una
forma compleja con la prohibición verbal, con la obligación de decir la verdad,
con el hecho de esconder lo que se hace y con el descifrar lo que uno es y
desea.
La asociación de la prohibición y de la
fuerte incitación a hablar es un rasgo constante de nuestra cultura. El tema de
la renuncia de la carne esta obligado al de la confesión, y a la necesidad de
informar de todo lo que ocurre, según Foucault el cristianismo se ha interesado
más por la historia de sus creencias que por la historia de sus prácticas.
Habríamos heredado la tradición de la moralidad cristiana que convierte la
renuncia de si en principio de salvación, además de la tradición secular que
respeta la ley externa como fundamento de la moralidad.
Las prohibiciones del Cuerpo / Fotografía / Santiago Del Solar
Las prohibiciones del Cuerpo / Fotografía / Santiago Del Solar
Contacto: www.facebook.com/santiago.delsolar
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